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Pura naturaleza sin salir apenas del casco urbano


El Parque de Invierno y el Purificación Tomás, dos áreas muy concurridas.




El Campo San Francisco conserva ejemplares de carbayón, el árbol emblemático de los ovetenses.


Los prados verdes llegan en Oviedo hasta el mismo límite de la ciudad. Aunque no resulta sencillo cuantificar el espacio verde con que cuenta la capital, en los documentos municipales aparece un millón de metros cuadrados de zonas que necesitan atención y cuidados de mantenimiento.

Partiendo de esta base existen cuatro parques y jardines que sobresalen en el conjunto urbano : el Campo San Francisco, el Campillín, el parque Purificación Tomás, y el Parque de Invierno. El primero de los mencionados es, sin duda alguna, el más representativo y rico, ya que en sus terrenos aún se conservan tesoros como varios ejemplares de carbayón o roble, el árbol emblemático de la ciudad.


El Campo debe su nombre al antiguo convento de franciscanos que tuvo su origen en este antiguo bosque, donde San Francisco de Asís descansó durante su peregrinación a Santiago. Parte del bosque estaba ocupado por un huerto que cultivaban los monjes, y todo el entorno, que constituía el límite de la ciudad, dependió del convento hasta la desamortización de 1816, año que fué donado a la Universidad, que lo transformó en jardín botánico.

Como prueba de aquellas actuaciones quedan las 127 especies diferentes de árboles y arbustos, a los que se agregan otras 23 variedades de cultivos. El 0,5 por ciento proviene de Africa, el 14 por ciento de América, el 3 por ciento de Australia y Oceanía, el 9 por ciento de la zona mediterránea, los Balcanes y Asia Menor, el 16 por ciento de Europa y el 3 por ciento de España. Además, once de las especies se consideran típicas del paisaje astur.

Hoy en día el campo ha ido dejando atrás su condición de bosque para convertirse en un parque, con paseos pavimentados, mobiliario urbano y zona de juegos infantiles. Los técnicos del Ayuntamiento consideran carente de sentido el mantenimiento de un bosque de 90.000 metros cuadrados en pleno centro de la ciudad.
Los cierto es que paseos como el de los Curas, el Bombé, La Herradura o los Alamos forman ya parte de la memoria colectiva de la ciudad. Las fuentes, el quiosco de la música, la Silla del Rey o la portada románica de la Iglesia de San Isidoro también se encuentran en un espacio en el que se encuentran en un espacio en el que se ubican monumentos a personalidades de la ciudad, como José Tartiere, y edificios como El Escorialín, donde tiene su sede la Oficina de Turismo.

A poca distancia se sitúa el Campillín, un parque de tipo inglés, con más extensión de flores y césped. Su origen se remonta a la posguerra, cuando se construyó sobre un solar que dejó libre un bombardeo.

Al Sur se sitúa el Parque de Invierno, que recibe este nombre por su orientación, que le aporta un ambiente soleado y cálido, idel para los paseos o el deporte en los meses más fríos del año.
Su construcción, prevista desde la década de los cuarenta, no se puso en marcha hasta hace unos seis años. Una vez terminado, podría ocupar un total de 120.000 metros cuadrados. Entre sus instalaciones figura una cancha de baloncesto, zonas de juego y pista de monopatín, además de un completo itinerario deportivo.

Al Noroeste se halla el parque Purificación Tomás, o Monte Alto, con una extensión de 133.000 metros cuadrados. El recinto fué cedido al Ayuntamiento por un particular, y en sus orígenes se trataba de una finca con árboles frutales, que se mantienen a fín de preservarlo como zona de recreo campestre, con servicios como áreas de merendero, invernadero, cafetería, canchas de tenis o pista de bicicletas. Este espacio también acoge una romería durante las fiestas de San Mateo, en la que se ofrecen productos asturianos de lo más variado.

Entre las zonas rústicas más cercanas al casco urbano destaca la cima del Naranco, donde el Ayuntamiento dispone de 25.000 metros cuadrados, en un territorio de 300.000. Ules, en el Noroeste, y Villamar, al Oeste, constituyen otras dos reservas de naturaleza para disfrutar del campo sin moverse casi de la ciudad.


Fotografías : (c) Angel Cabiedes - Marzo 1977

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