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Copas de calidad en las noches más alegres del Norte
El casco antiguo se convierte los fines de semana en un hervidero humano

Los ovetenses, que durante toda la jornada se dedican afanosamente a sus respectivas ocupaciones, también saben disfrutar de los ratos de ocio. En el antiguo se concentra durante todo el año el 90 por ciento del ambiente nocturno. El mes de septiembre marca el inicio de la temporada -después de la paréntesis estival- en la que los distintos locales ofrecen música y calidad en el servicio, para que la velada transcurra sin problemas.

Las calles Martinez Vigil, Mon, Cimadevilla, San José o San Isidoro, son en las noches de los viernes y sábados, verdaderos hervideros de jóvenes que salen dispuestos a pasárselo lo mejor posible, tras una dura semana de trabajo o estudio.



La peatonalización de la parte antigua supone una ventaja añadida a la hora de plantearse la diversión nocturna. La posibilidad de pasear y caminar, sin la presencia de motores amenazantes, animan a muchos, que, si el tiempo lo permite, prefieran tomar sus consumiciones en el exterior de los locales.

Es cierto que los bares, pubs y discotecas, se llenan hasta los topes, aunque los conocedores de las distintas rutas saben bien los horarios en los que unos y otros registran menos afluencia de público.

Cada grupo de amigos elige los locales acordes con sus preferencias. La oferta es tan variada que resulta díficil no dar respuesta a la demanda más exigente. La verdad es que describir una noche de copas en el antiguo ovetense puede ser todo, menos sencillo. La mezcla de estilos quizá sean una de las características más acusadas, que pronto detectan los que llegan de fuera.

En todos lo casos, la fiesta se prolonga hasta la madrugada, cuando las primeras luces del día anuncian que es hora de volver a casa, a reponer fuerzas, tras unas horas de asueto que pueden acabar frente a un buen café o un humeante chocolate, unido a los deliciosos dulces típicos.


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