Viaje a los fogones Prestigio internacional Espacio cultural El lenguaje de las piedras Verde sobre el asfalto ![]()
![]() La Plaza de la Catedral, exactamente denominada de Alfonso II el Casto, constituye el eje de la zona más antigua de la ciudad, y hasta 1930 estuvo cubierta de casas, que se derruyeron para destacar la belleza de la edificación gótica. Desde el claustro es posible salir hasta la Corrada del Obispo, a través de la Puerta de la Limosna, desde cuyo balcón la Junta General anunció al pueblo asturiano su decisión de declarar la guerra a Napoleón. Una pequeña vuelta a la izquierda lleva al caminante hacia el Tránsito de Santa Bárbara, pasando antes por la Torre Románica, remodelada durante los siglos XI y XII. No muy lejos, el conjunto formado por el antiguo monasterio de San Vicente y la iglesia de Santa María de la Corte se alza el primitivo lugar elegido por Fromistano para fundar el convento.
En un paseo por la parte antigua no pueden faltar las calles de San José, plaza del Paraguas, Salsipuedes, Mon y plaza de Trascorrales, hasta llegar a la calle del Sol, donde se encuentra el palacio de Revillagigedo. También merece la pena llegar hasta la Plaza Mayor, sede el Ayuntamiento, de estilo herreriano, cuyas obras se iniciaron en 1622, con planos de Juan de Naveda. Para sumergirse totalmente en el Oviedo más tradicional no puede faltar un recorrido por la plaza del Fontán, donde se celebra el mercado desde tiempos inmemoriales y que ocupa el lugar de una laguna que fué desecada en el siglo XVIII.
Los palacios de Camposagrado, hoy Audiencia, Conde de Toreno, Valdecarzana y Heredia o la capilla de la Balesquida, en la que se venera a la Virgen de la Esperanza, son otros de los enclaves más representativos de la ciudad. La plaza de la Escandalera es el centro neurálgico de la ciudad moderna. Desde ella se divisan la célebre calle Uría, arteria principal de Oviedo, y el Campo San Francisco, principal zona verde de la ciudad.
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