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Al tratarse de un trabajo principalmente metodológico,
la discusión sobre algunos de los aspectos tratados se encuentra recogida
en los distintos apartados del texto dedicados a la descripción de
los métodos, no obstante, aquí se prestará especial
atención al método estadístico utilizado y la
distribución potencial propuesta para las distintas formaciones
forestales.
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El método
estadístico
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La regresión logística es un método
estadístico que a partir de datos binarios permite obtener valores
de probabilidad en base a una serie de premisas que cumplen los valores.
En el caso de la distribución de vegetación potencial, aun
cuando la regresión logística da resultados adecuados, falta
un sistema de control de factores limitantes. Unido a esto, aparece el problema
del tamaño de muestra que no permite potenciar formaciones con poca
representación en el territorio por tener pocos puntos de control.
Por último sería necesario establecer limites a la hora de
aplicar un criterio de selección de probabilidad de desarrollo de
cada formación forestal en el territorio en base a factores limitantes
o conocimientos previos sobre la vegetación; esto no obstante,
produciría mapas incompletos al no trabajar con todas las formaciones
forestales potenciales del territorio.
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Hayedos
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La distribución del hayedo potencial mediante el método
propuesto, coincide en el 39,8 % con la distribución del hayedo real
en la zona. El resto de hayedo potenciado, ocupa principalmente zonas ocupadas
por robledal albar, y en las zonas mas altas, el hayedo es sustituido por
el abedular potencial.
Las zonas ocupadas por robledales albares, pero potenciadas como hayedo, se corresponden en su mayoría con zonas de robledal albar umbrófilo con Luzula henriquesii y haya incluibles en la asociación Luzulo henriquesii-Quercetum petraeae, lo cual indica la posibilidad real de desarrollo del haya en estas estaciones. La distribución del hayedo potencial en zonas ocupadas por robledales albares umbrófilos puede responder al diferente manejo dado por el hombre a estos bosques en épocas históricas y a las condiciones de desarrollo de las dos especies tratadas: roble albar (Q. petraea) y haya (F. sylvatica). Este efecto se ve especialmente claro en la zona del bosque de Muniellos, donde el manejo ha sido más intenso y la estrategia de ocupación del espacio por parte del haya y el roble albar, marcan la sucesión posterior de la formación, al igual que ocurre en otras zonas (Dumont, 1985) La distribución del hayedo en las zonas más altas, en contacto con el abedular, se ve reducida en gran medida por la superficie que ocupa el abedular potencial. Esto puede explicarse basándose en variables no analizadas, así como por las condiciones dinámicas de la interfase abedular-hayedo, condicionadas en esta zona en parte por factores edáficos. Así mismo, el hayedo puede interpretarse como un bosque maduro estable que una vez asentado es más difícil de desplazar aun cuando las condiciones ambientales puedan parecer más adecuadas al desarrollo del abedular, actuando este último como pionero en el establecimiento posterior del hayedo. En cuando a las formaciones no forestales ocupadas por las zonas en las cuales se potencia el hayedo, corresponden, en gran medida a zonas de prebosque oligótrofo y brezales de brezo blanco y rojo (E. arborea y E. aragonensis) así como a formaciones de Calluna vulgaris y tojales de Ulex gallii gr. , todas ellas incluibles como etapas seriales de la serie oligótrofa montana orocantábrica del hayedo Blechno spicanti-Fago sylvaticae S. (Díaz y Fernández, 1994a). Las plantaciones, tanto de frondosas como de coníferas, son habituales de zonas más bajas, no ocupadas por zonas potenciadas a hayedo al faltar en este territorio plantaciones de coníferas más resistentes al frío, como Pinus sylvestris o Pseudotsuga menziesii de los cuales parecen pies aislados procedentes de plantaciones anteriores en zonas del bosque de Muniellos potenciados como hayedo (Fernández y Bueno, 1996a). En cuanto a las formaciones herbáceas, en el área potenciada a hayedo, aparecen prados y pastos, así como gran cantidad de helechales, que se pueden interpretar como prados y pastos abandonados, en los cuales el tojo (U. gallii gr.) y el helecho común (Pteridium aquilinum) crecen embasteciendo el pastizal originario. Los espacios antrópicos donde se potencia el hayedo corresponden en su mayoría a zonas de escombrera de la zona del valle de Hermo. La cantidad de núcleos de población es muy reducida debido a las condiciones de umbría y altitud donde se desarrolla el haya, poco apetecibles en principio para el asentamiento humano.
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Abedulares
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El área que ocuparía el abedular según la
metodología de potenciación propuesta, supone el 72,2 % del
abedular existente, introduciéndose en gran parte en zonas actualmente
ocupadas por hayedo. La explicación a esto se puede aducir a la falta
de tratamiento de variables ambientales decisivas para la separación
de formaciones, así como a la mayor valencia ecológica del
abedul. El abedular puede constituir, además, una etapa de prebosque
del hayedo con lo cual, aún cuando el desarrollo del abedul sea más
favorable, las posiciones correspondientes se van colonizando por hayas hasta
formar un hayedo que se mantiene y no puede ser desplazado ya por el abedular,
que requiere condiciones más heliófilas para su desarrollo.
En cuanto a la potenciación del abedular sobre otras formaciones no forestales, es de destacar que el abedular es la única formación que se potencia en áreas de vegetación de alta montaña y formaciones típicas de zonas altas como formaciones de Calluna vulgaris, formaciones de Genista obtusiramea, zonas de pastizal montano etc. Un análisis de la geomorfología de la zona indica mayor numero de afloramientos rocosos o de depósitos de rocas en las zonas altas, que en su mayoría son ocupados también por abedulares al funcionar junto al brezo blanco (Erica arborea) como etapa de colonización de este tipo de formaciones. Altitudinalmente, aun cuando el abedular se ha potenciado hasta las cotas más altas, hay que hacer constar, que esto no es cierto y se debe sino a que no se ha trabajado con formaciones no forestales de alta montaña a la hora de establecer el límite altitudinal de esta formación. Entre las formaciones en las cuales el potenciamiento hacia abedular es mínimo, cabe destacar los rebollares, bosques ribereños o escobonales con representación prácticamente nula en la zona potenciada; las zonas antropizadas (pueblos, plantaciones y prados de siega), se ven también poco representados. El resto de etapas de sustitución, corresponden en su mayoría a las propuestas por Díaz y Fernández (1994b).
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Bosques mixtos oligótrofos de fresno
y arce
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Los bosques mixtos oligótrofos de fresno y arce se potencian
en gran medida sobre zonas bajas y de fondo de valle de la mayor parte de
la zona baja de la cuenca, estaciones adecuadas al desarrollo de formaciones
éutrofas y comunidades típicas de suelos ricos y húmedos
como saucedas y bosques ribereños. La distribución potencial
de este tipo de formación coincide en gran medida con la real (70,46%),
estando seguida de lejos por los hayedos y robledales, en parte debido a
la precisión cartográfica y al tamaño de estos bosques
que en muchos casos no tiene entidad como para ser cartografiados,
habiéndose cartografiado en su lugar la vegetación circundante
correspondiente a robledales o hayedos según zonas.
En cuanto a las etapas de sustitución, es de destacar la transformación que ha hecho el hombre, reemplazándolo en muchos casos por plantaciones arbóreas, principalmente de castaño, o hacia prados de siega. El resto de formaciones naturales de sustitución, corresponden a brezales de brezo blanco, escobonales, piornales de Genista florida ssp. polygaliphylla y Cytisus scoparius y helechales.
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Robledales albares
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La superficie que potencialmente podría ocupar el robledal
cubre el 57,0% de la superficie actual. Esta variación, se debe en
parte a las diferencias en los criterios de asignación de unidades
cartograficas cometido al unir los robledales umbrófilos con los
xerófilos en una única unidad con lo cual los caracteres
ecológicos se reparten y pierden importancia a la hora de establecer
las condiciones de desarrollo potencial. El análisis del mapa de
probabilidad del robledal da una imagen de lo amplia que puede llegar a ser
su área de distribución; el problema surge al aplicar un algoritmo
de decisión que elige los valores de probabilidad mayores, con lo
cual esta potencialidad se reduce en gran medida frente a formaciones mucho
más definidas ambientalmente.
Es destacable que las formaciones forestales reales ocupadas por el robledal potencial corresponden tanto a hayedos, donde las condiciones son más umbrías, como a rebollares en las zonas más bajas y soleadas, correspondiendo con las áreas de distribución de robledales umbrófilos y xerófilos respectivamente. Las formaciones no forestales ocupadas por estaciones potenciadas a robledal, están ocupadas principalmente por brezales de Erica aragonensis y, en menor medida, piornales de Genista florida ssp. polygaliphylla y Cytisus scoparius además de por formaciones de brezo blanco y tojales en las zonas mas degradadas, todas ellas incluidas como etapas de sucesión en las series del roble albar orocantábricas (Linario triornithophorae-Querco petraeae S. y Blechno spicanti-Querco petraeae S.) según Díaz y Fernández (1994b). Las etapas de sustitución de origen antrópico estricto potenciadas a robledal albar, no son muy abundantes, debido en parte a las posiciones topográficas que ocupan; únicamente es de reseñar la transformación que han sufrido extensiones con potencialidad de robledal hacia prados de siega, principalmente en las zonas más bajas de la cuenca.
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Rebollares
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La superficie ocupada por el rebollar potencial cubre el 72,28
% del rebollar real, siendo potenciado a gran parte de la zona baja de la
cuenca. En la zona más alta de la cuenca, los rebollares se potencian
únicamente en zonas donde la formación forestal actual corresponde
a robledales xerófilos o a bosques éutrofos de roble albar
facies de rebollo). Es de destacar el gran potenciamiento que se hace de
esta formación en las zonas más bajas de la cuenca, donde es
prácticamente la única formación forestal potenciada;
esto se debe tanto a motivos naturales como a la falta de otros patrones
de modelado en estas zonas.
Gran parte del área donde se potencia el rebollar corresponde a zonas de uso intensivo por el hombre, como son prados de siega y plantaciones arbóreas, tanto de coníferas como de frondosas, principalmente castaños. La mayor parte de los asentamientos humanos se encuentran también en zonas con potencialidad de rebollar, zonas de menor altitud, más soleadas y por tanto más apetecibles al asentamiento humano que otras zonas mas altas de la cuenca. Las formaciones de sustitución del rebollar potencial corresponden en su mayoría a brezales-tojales de Ulex gallii gr. y brezales de Erica aragonensis, y, contrariamente a lo que sucede con el área potenciada a otras formaciones, a escobonales, incluidos en las etapas de sustitución de los rebollares de la serie del Linario triornithophorae-Querco pyrenaicae S. (Díaz y Fernández, 1994b).
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